¿Nos estamos quedando "secos" en Baleares?

Una gran parte de nuestras islas se encuentra en situación de prealerta por sequía, con una disminución muy notable en las precipitaciones si las comparamos con los valores históricos. No llueve, esa es la realidad, y la sequía ya está teniendo un impacto significativo en muchos sectores, principalmente en el primario, y pretende ser uno de los grandes retos a los que se enfrente también la industria turística. ¿Acaso nos estamos quedando secos en Baleares?

La sequía y nuestros bosques

La sequía impacta negativamente en los bosques ya que reduce la disponibilidad de agua, y con ello se desencadena la pérdida de follaje, disminuyendo así la fotosíntesis y aumentando la vulnerabilidad a incendios forestales. La falta de humedad debilita la salud de los árboles, afecta la regeneración de especies y compromete la biodiversidad, amenazando la estabilidad ecológica.

Con el desarrollo del proyecto de regeneración forestal de Cala Xarraca, nosotros mismos lo estamos viendo: el bosque está seco, la tierra cuartada y las especies vegetales arbustivas que acompañan nuestro paisaje se secan antes de que su etapa de floración llegue.

Pero… ¿cuánto tiempo puede durar una sequía?

Las sequías son periodos prolongados de clima seco causados por la falta de lluvia y que tienen como consecuencia la escasez de agua. Estos periodos de sequía pueden causar desabastecimiento de agua y problemas de salud pública. Por desgracia, estos periodos son cada vez más largos y frecuentes tanto en la España peninsular como en nuestras islas.

Durante los ciclos de sequía, es muy habitual que se experimenten condiciones de escasez de agua, disminución de la productividad agrícola, e incluso restricciones en el suministro de agua potable.

Por otra parte, las sequías prolongadas pueden tener efectos devastadores en los ecosistemas, causando la pérdida de biodiversidad, la desertificación y la degradación del suelo. Entre las consecuencias de los ciclos de sequía prolongados se incluyen la escasez de alimentos, la pérdida de medios de vida y el deterioro de los ecosistemas.

¿Cuál es la situación actual de Baleares respecto al agua?

Desde hace ya unos meses, Baleares está en estado de alerta por la falta de agua debido a la escasez de lluvias y el mal estado de la red de distribución de agua. La falta de lluvia siempre es muy negativa, pero en el caso de Baleares, debido a su carácter insular, la situación es especialmente grave. Si no hay agua suficiente, especialmente durante una temporada turística récord, las consecuencias pueden ser fatales. Además, habrá zonas de las islas que durante verano sufrirán problemas de suministro de agua.

En concreto, las reservas hídricas de Baleares se situaban al 53 % de su capacidad en diciembre de 2023, un punto porcentual menos que el mes anterior. Según señalaron desde Conselleria del Mar y Ciclo del Agua, este cambio se produce en un contexto de precipitaciones inferiores a la media, tal como indican los datos de la Agencia Estatal de Meterología (Aemet).

Por islas, Mallorca ha experimentado una reducción en sus reservas, pasando de un 55 % a un 54 %. Por el contrario, Menorca ha mostrado un aumento, del 50 % al 54 %, e Ibiza también ha registrado una mejora, pasando del 41 % al 43 %, lo que se considera estado de prealerta. Llama especialmente la atención el caso de Formentera, la más pequeña de las Baleares y la única que se encuentra en estado de alerta.

Como conclusión y punto más importante destacamos que la sequía persistente en Baleares amenaza gravemente la agricultura, ganadería y suministro de agua. Los efectos de la escasez hídrica, exacerbados por periodos cada vez más prolongados, se reflejan en la disminución de la productividad, pérdida de biodiversidad y riesgos para la salud pública. La experiencia anterior, como el manejo de la sequía de 2016 (la más grave de los últimos años), evidencia la urgencia de medidas sostenibles para la gestión del agua y la adaptación al cambio climático. La falta de lluvias no solo afecta la producción y los ingresos, sino que también impacta directamente en la calidad de vida y nutrición de la población.

La gestión eficiente del agua es esencial si queremos mitigar los efectos devastadores de la sequía y garantizar la sostenibilidad a largo plazo. 

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